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El fallo del metodo global de enseñanza, causante de dislexia y analfabetismo

​Una de las causas por cual un niño disléxico falla en una enseñanza regular es el metodo global de enseñanza de la lectura.

Utilizar este método con un disléxico puede provocar mucho daño.

Un niño disléxico utiliza su memoria visual para poder aprender la lectoescritura. Para poder recordar una palabra entera necesita de demasiados recursos y el niño termina cansado y afectado emocional.

Obligar a un niño disléxico a aprender la lectoescritura en un sistema global es como condenarlo al fracaso escolar.

Si se busca ayudar al niño disléxico de manera equivocada, los daños emocionales son mas peligrosos que la misma dislexia.

Es comprensible que un padre busca ayudar el solo a su hijo. Pero tiene que acceptar después de esperar casi un año en este proceso que si esto no se da, se tiene que buscar una especialista antes que el niño pierda toda la destreza basica.

La dislexia no es tan peligrosa como es no entenderla y no tratarla adecuadamente.

Imaginése que se le enseña la cartilla fonetica y tiene que memorizar todos los grupos de sonidos . Como no asocia el sonido con la letra, no puedo recordarselo de esta manera . Asi que el esfuerzo de recordar va a ser tan grande que va terminar llorando y con trastorno de ansiedad sin entender que le esta pasando.

Poner al niño que lee la cartilla fonetica es un gran reto. En final la puede memorizar con una gran esfuerzo pero después van a tener la sorpresa que se le pide escribir palabras sencillas como sopa y no lo va a poder hacer. Porque todo lo memorizado no se asocia y con esta palabra y aprenderse de memoria palabras enteras sera casi imposible.

Los niños disléxicos que logran a leer y escribir no ven una palabra global.

Esta es !a razón por cual leen por silabas y despues las unen y sale la palabra.

Con el tiempo logra ver mas rapido las palabras y se logrará la velocidad lectura.

La mala enseñanza del ultimo siglo crea la dislexia y otros trastornos de aprendizaje.

Tenemos :

El falso.– La dislexia falsa es la consecuencia de un aprendizaje irracional de la lectura: por ejemplo, por un método global practicado a la ligera, sin soporte analítico, por cambios de método durante el aprendizaje, por una práctica insuficiente, por falta de motivación. . . Todo esto puede ser superado con una enseñanza adecuada en un ambiente pedagógico sano y activo.

El verdadero.– Aquí hay una anomalía en la organización dinámica de los circuitos cerebrales responsables de la coordinación audio-visual-verbal que aseguran el acto complejo de la percepción y de la inteligencia en el lenguaje.

Dicho en términos más claros, ¿cómo aparece un disléxico?

El dato más característica es la inversión de letras. El niño escribirá, por ejemplo LI por IL, NI por IN, etc. Hay cientos de inversiones posibles.

Inversión parecida en las sílabas de tres letras. Es decir, que escribirá: PRA por PAR, BRA por BAR, etc.

Cabe también el que coloque el final de una palabra antes del comienzo.

El disléxico confunde ciertas letras homófonas para él en la lectura. Así, D y T, R y G suaves, B y P, etc.

También recurre a reemplazar palabras. Cuando lee, su vista tropieza con una palabra complicada, comprende vagamente su significado y la sustituye por otra que, a su juicio, es de sentido análogo. Si, por ejemplo, en el texto aparece TIGRE, asociando la idea de fiera el niño emplea LEON y salva la dificultad de la pérdida o traspaso de letras (TRIGE o TIGUE).

La pérdida de letras en las sílabas con tres resulta frecuente: CAMPAR por COMPRAR, SABE por SABLE. Y es preciso señalar que este aparentemente sencillo defecto de lenguaje es en un 90 por 100 de 100 casos consecuencia de la dislexia.

Defecto aún más corriente: duda y corta las palabras por cualquier sitio, o las agrupa mal. Es fácil ver que en el dictado el niño escribió

UNEN SA YO por UN ENSAYO. No advierte el sentido de la palabra o palabras, ni tampoco respeta su ortografía.

Comprende mal, o no comprende en absoluto lo que lee.

La inteligibilidad transmitida y repetida nos evidencia los medios de que dispone el interlocutor. Mas, ¡cuántas miserias arrastra ese lenguaje, cuántas distorsiones sufre, cuántas faltas de ortografía soporta, qué de lecturas perpetuamente mutiladas, pese a los ejercicios repetidos hasta la saciedad por alumno y maestro!

El disléxico puede llegar hasta una imposibilidad total para leer. El bloqueo va a la par con el disfuncionamiento de los oídos. Las palabras se amontonan destruidas, las sílabas se invierten. Y por descontado que la coincidencia con el texto no se produce.

El principio básico de toda reeducación reposa, pues, en el restablecimiento del equilibrio auditivo y de una franca lateralidad; lo que nada tiene que ver con un grado más o menos pronunciado de sordera.

La dislexia no es una pérdida de función, una regresión, sino una anomalía de estructura y maduración.

Síntomas preescolares

Las raíces de lo que será luego dislexia existen antes de la prueba escolar, pero no son advertidas. Entre los dieciocho meses de edad y los tres años, sus efectos son ya perceptibles: retraso del lenguaje, desórdenes en el comportamiento, inestabilidad, torpeza. Todas las perturbaciones que tienen por origen las malas relaciones interfamiliares, notándose a veces trastornos del lenguaje ya fuertemente establecidos, así como en la lateralización, el comportamiento y la psicomotricidad. Grosso modo, los tres años que separan los principios de los trastornos relacionales, de la edad escolar, pueden haber arraigado ya un estado psico-sensorio-motor particularmente alarmante.

Desde que llega a la escuela primaria, el niño entra en un medio de relación nuevo y muy diferente del maternal. Tropieza con unas reglas de conducta impersonales, ya se trate de disciplina o de materias de estudio; cálculo, ortografía . . . , y con un grupo de niños iguales ante una valoración cifrada; plazas, notas . . . , frente a un Maestro que detenta el Saber y el Poder.

El niño llega a la escuela para aprender. Su actitud es generalmente abierta, de buena voluntad. Comienza para él una aventura nueva, y si bien es cierto que esto le produce la natural inquietud, también siente la llamada de la novedad excitando su curiosidad. Es en este con texto donde van a tomar cuerpo los primeros éxitos o los primeros fracasos.

La dislexia en potencia afronta la prueba que revela sus limitaciones en el aprendizaje de la lectura, base de la enseñanza tradicional.

A partir de esta dificultad hay que encararse con muy variadas consecuencias y relaciones.

El disléxico descubre su fracaso en la humillación, el castigo la afrenta, la inferiorización y la culpabilización.

La repulsa de la lectura, que nace de esa acumulación destructiva, y la reacción con la consiguiente imposibilidad de aprender a leer, se generalizan a todo el trabajo escolar. A partir de este punto, el condicionamiento negativo se refuerza y se agrava.

Una vez establecidas las perturbaciones, el disléxico sólo tiene una alternativa para tratar de compensar su inferioridad: o bien se aferra a las materias que no precisan de la lectura (gimnasia, canto, trabajos manuales, etc.), o intenta destacar de sus camaradas mediante una actitud original (cabecilla de banda, promotor de jaleos, etc.).

Para el disléxico los sonidos llegan a ser procesados de manera diferente.

A partir de un momento dado, las perturbaciones del oído sumergen al disléxico en una bruma auditiva. Para él la sucesión de palabras no es más que una especie de ruido constante sin significado alguno.

Pueden ver como el niño se queda prácticamente en blanco sin poder escribir palabras sencillas.


ViDEO

Los esperamos en nuestro centro


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